A continuación se van a exponer una serie de ideas recogidas
casi íntegramente de la mesa redonda y posterior debate promovido por nuestros
compañeros de la Asamblea de Filosofía y Letras.
Hay dos temas que van a estar presentes en nuestro entorno
estos días que rodean a la Huelga General 14N: primero, si la huelga perjudica
a la “Marca España”, y segundo, si realmente sirve una H.G. Ante la primera cuestión,
principalmente planteada por los sectores actualmente en el poder, debemos preguntarnos
en qué lugar quedaría España si ante una convocatoria de huelga, esta fuera
mayoritariamente un fracaso, dada la situación en la cual nos encontramos: quedaría
como una sociedad de borregos que se puede manejar al antojo de quién sea. Ante
la segunda cuestión, de si las huelgas son cosas del pasado, de si en esta
sociedad diversificada, compleja, “tecnologizada”, donde ya no hay un sector industrial
como antes de grandes masas obreras, una movilización así resulta eficaz; hay
que decir que no todo tiene por qué ser eficaz. Medir la eficacia de una huelga
a corto plazo y en términos económicos no tiene sentido, quizá sí como medida
del miedo que crea en el Gobierno, ya que está claro que esta huelga no les
gusta porque les perjudica. Además las huelgas nutren las identidades de todos
aquellos que se ven perjudicados por el sistema y que ven que tienen una lucha
en común, plasman la posibilidad de otro modelo de sociedad (aunque sea atacando
a barreras utópicas). De este modo las huelgas, sean generales o parciales o
indefinidas, traen democratización y justicia.
Por otro lado, ha salido en el debate el tema del descrédito,
no solo de los principales sindicatos, sino del modelo sindical en España.
Partiendo de esto y uniéndolo con la gravedad del impacto de los recortes en
educación, sanidad y servicios sociales que están siendo desmantelados, y con el
agotamiento del sistema económico capitalista que nos pretende robar cantidades
astronómicas de dinero (igual a robar futuro tiempo de las personas); podemos
decir que esta es una “Huelga Social”. Es necesario el triunfo de los
huelguistas a pesar de los sindicatos, aunque una huelga no constituya un fin,
sino un medio, y que salga como salga habrá servido para engrasar la maquinaria
para la siguiente movilización. No se puede olvidar que una huelga también es
una confrontación de poderes, una confrontación de luchas, y si no se lucha seguirán
ganando los mismos que hasta ahora.